Autismo según San Hollywood

Ya podemos olvidarnos de los clásicos test para evaluar Autismo/Asperger: ADOS, M-CHAT… ¡a la basura!

¿Para qué vamos a estar invirtiendo dinero y tiempo de estudio, o en ir a profesionales capacitados, si todo el mundo tiene una licenciatura en autismo obtenida de las máximas autoridades de la industria televisiva? Todo esto, dicho con MUCHO —nunca está de más aclararlo— sarcasmo.

Aquí tenemos algunos ejemplos de los motivos por los cuales estos licenciados en opinología pueden llegar a desestimar la veracidad de que seamos autistas.

  • No saber contar a primera vista, tal como hace Rain Man con los escarbadientes caídos. Bueno, para ser justos, eso no es del todo cierto, porque si los palillos caídos llegaran a ser cuatro, creo que podría contarlos a primera vista. Más que esa cantidad, no me pidan…
  • No ser savant (síndrome del sabio). En mi caso, lejos estoy de la sabiduría o genialidad en algún área. No me pregunten qué día de la semana fue el 17 de febrero de 1748, si apenas sé qué día de la semana es hoy —Por cierto, ¿en qué año estamos?—.  A lo sumo, si me dan unos minutos, lo googleo.
  • No ser un físico superdotado como Sheldon Cooper. Si alguien cree que todos los autistas somos buenos para llenar una pizarra de extensos cálculos dificilísimos, lo desafío a hacerme comprender las nociones básicas de la física y no morir en el intento. Habrá un porcentaje de autistas que tal vez sean superdotados y buenos para la física, pero no es un parámetro que pueda ser tomado como regla general, para nada.
  • No tener crisis públicas a lo Rain Man, ni íntimas a lo Sara PrydeLo siento si los decepciono, pero si llegara a tener una crisis, no empezaría a gritar en público, ni me encerraría en un baño a sacarme fotos en paños menores.
  • No tener memoria fotográfica. Ya quisiera ser una Sheldon Cooper o Lisbeth Salander. Pero les tengo malas noticias: son personajes ficticios. Luego de este trago amargo, remato contándoles de los reyes magos y papá Noel son los padres. Ahora sí, ya estamos listos para seguir con esta conversación.
  • Ser una persona bastante autosuficiente. Lo mismo que nos hace «no encajar», es lo que nos puede llevar a tener nuestras propias ideas de cómo resolver cada situación, muchas veces con resultados no tan diferentes —y a veces mejores— que el resto. El que no tengamos habilidades dentro de las áreas que se cree deberíamos tener, no significa que no podamos tener otras muchas capacidades en las áreas que sean de nuestro interés.

En la sociedad existen muchos conceptos erróneos sobre el autismo, y considero negativo condicionar a las personas a cumplir con esos parámetros y anular su propia percepción y el diagnóstico profesional, y menos basándose en ficciones que tienen como único fin entretener, y bien que lo hacen. Pero si decidimos creer lo que vemos en la pantalla grande, por sobre lo que nos dice la persona que tenemos delante, entonces somos artífices de nuestra propia ignorancia.

Es importante que las propias personas puedan mostrar cuáles son sus aspectos positivos, cuáles son sus capacidades y cuáles son sus dificultades, para poder ser ayudadas. Pero para que esas necesidades sean escuchadas, hace falta una sociedad receptiva.

Por eso, si una persona te dice que es autista, seguramente no ansíe ser refutada. Solo te está pidiendo ser escuchada y acompañada.

Fuente: Insurgencia Autista, organización conformada por adultos autistas.