PSIQUIATRAS: ESPECTROS PARA AUTISTAS

Hay una cuestión que vi repetirse en varios comentarios de Facebook, y eso fue lo que me motivo a escribir este texto. Dicha cuestión es la desconfianza y acérrimo rechazo por parte de varios autistas hacia el conocimiento médico y, en particular, a los del área de la salud mental.

Puedo entender la aversión a métodos pseudocientíficos, prácticas normalizadoras, y paradigmas patologizantes de diversas condiciones. La historia de la medicina y, en particular de la psiquiatría desde sus rudimentarios comienzos, está plagada de prácticas que hoy veríamos como absurdas, cuestionables o incluso aberrantes: trepanaciones, frenología, mesmerismo, terapia giratoria, lobotomías, choque insulínico, terapia electroconvulsiva, etcétera.

Pero hay una cosa que no podemos negar, y es que todos esos errores forman parte del camino que la medicina necesito transitar para alcanzar el nivel de conocimientos que tiene ahora. Sin esos errores, la medicina no sería lo que es hoy.

Imaginen que los psiquiatras nunca hubieran registrado, estudiado, ni investigado las diferencias de interacción y desarrollo de los autistas. Si así fuera, el día de hoy no existiría el diagnostico, solo seriamos un grupo de anormales, marginados y estigmatizados, aún más de lo que lo somos actualmente. Con suerte, no seríamos internados en un manicomio. Seríamos incomprendidos, no solo por el resto de la sociedad, sino por nosotros mismos.

Como autistas, construimos nuestra identidad gracias a esos médicos, que con aciertos y errores, contribuyeron al conocimiento que hoy tenemos de nuestra condición, por lo que es absurdo que al mismo tiempo este sea rechazado. En cambio, lo que podemos (y creo que, incluso, debemos hacer) es cuestionar las interpretaciones que se le dan a esos conocimientos, y hacerlo desde nuevos paradigmas, como el de la neurodiversidad.

No podemos construir desde la ignorancia, no podemos negar el conocimiento médico, pero podemos usarlo en favor nuestro, para construir una sociedad más justa y más inclusiva no solo para los autistas, sino para toda la neurodiversidad humana.

𝗔𝘂𝘁𝗼𝗿: Ezequiel Raskolnikov, integrante de Insurgencia Autista ONG.