A raíz de un meme en el que aludimos a las mamás azules, y hubo que hacer varias aclaraciones al respecto, no solo a las madres, sino también a algunos autistas que meten a todas en la misma bolsa.
Ser madre de un autista no significa tomar la actitud de «mamá azul» (en los grupos de adultos autistas usamos el término para referirnos al tipo de madre que quiere ver a su hijo como un angelito y niño eterno). Ese tipo de madres que, en los grupos de autismo, cuando se cruzan con un autista adulto, lo atacan porque rompe con sus estereotipos. Por esos motivos los autistas adultos somos hostigados y expulsados de muchos grupos de madres. Muchos optamos por no ingresar más a ninguno, porque nuestra presencia y opinión despierta respuestas hasta violentas y patologizantes. A eso nos referimos con mamás azules… Y no hablamos de los papás, porque la mayoría ni aparece.
También nos preguntaron por qué generábamos debate sobre el tema por medio del humor, y la principal respuesta es: PORQUE QUEREMOS Y PODEMOS. En esta página se hace humor con TODO lo que interfiera en la inclusión de los autistas, así sea un subgrupo de madres la que obstruye esa inclusión. Nuestra finalidad es hablar de los derechos que tenemos como autistas; las madres azules pueden usar esta página para autocuestionar sus prioridades, aunque justamente su problema es que no les interesa el punto de vista en primera persona.
Aquí se habla de derechos de los autistas, con información y también con humor, porque es nuestro estilo… Y lo usaremos con quienes nos excluyan con sus actitudes, así sean madres, el papa, el presidente o los Avengers.
Luego se generó el debate contrario: de parte de algunos autistas surgió hasta el juzgar que las madres se agoten o cuánto tiempo pasan hablando de autismo en las redes… Parece que a los autistas hace falta que nos recuerden que los únicos que sentimos no somos nosotros, por ser autistas, sino que es innato de la condición humana. Las madres también son humanas, se cansan y desgastan, necesitan canalizar, compartir y hacer catarsis. E incluso (¡qué osadía!) tienen derecho a hacer cosas que no tengan nada que ver con sus hijos, como ir a bailar tap, si es que se les antoja. Las madres son personas, con vida propia, no nuestras esclavas… Parece mentira tener que aclarar eso. Ser padre (con o sin diagnósticos de por medio) es hermoso, pero también extremo.
Lo bueno es que muchas madres, luego de leernos, lo compartieron diciendo que se daban cuenta (con orgullo) de que no eran «mamis azules»… Celebramos eso, porque no despreciamos el trabajo de las madres, de hecho puede resultarnos un excelente acompañamiento cuando tienen la capacidad crítica de escucharnos y de repensar sus conceptos.
Así que, si usted tiene un hijo autista y no se identifica con la descripción de «madre que intenta silenciar a los autistas adultos porque rompen con sus estereotipos de cómo será su hijo», felicitaciones: usted no es una mami azul.
A quien no le quepa el poncho, que no se lo ponga. Y, si se lo pone, por algo será.
𝗧𝗲𝘅𝘁𝗼: Insurgencia Autista (organización conformada por adultos autistas).