Me diagnosticaron autismo

Camino por mi línea existencial, alejado de las demás. Veo como se cruzan, se mezclan y se fusionan; las veo diferentes a la mía. Esporádicamente, mi línea se acerca a las demás, a veces por casualidad, a veces por obligación, a veces por necesidad; pero nunca se cruzan, nunca se mezclan, y jamás se fusionan…

Tengo 28 años, hace un mes me diagnosticaron autismo y, ¿saben una cosa?, es lo mejor que le pudo haber ocurrido a mi existencia. Esto no lo afirmo porque ser autista sea bueno per se, sino porque finalmente logré entender qué era eso que me hacía ser diferente a la gran mayoría de personas. Logré entender mis emociones, mis intereses particulares, mis pensamientos recurrentes, mis actitudes y reacciones, mis sensibilidades, mi historia. Hace un mes tuve mi diagnóstico, pero hace algunos más que lo sospechaba e investigaba. Desde entonces leí artículos académicos; textos de otros autistas; conocí sus experiencias; vi video tras video; estudié características de la condición, desarrollo, comorbilidades, causas y consecuencias.

Entré a varios grupos de Facebook para conocer más experiencias, pero me encontré con algo que me desagradó mucho, y fue ver personas especulando con el nivel de «normalidad» que va a poder alcanzar otro autista ¿En serio?; ¿qué significa ser normal?; ¿poder apegarse a patrones de conducta forzados, que olvidan las particularidades individuales en beneficio de una supuesta construcción social? En el momento en que la interacción social es impuesta, deja de ser legítima, deseable y defendible. Incluso hay autistas que se contagian de esa idea de querer ser «normal». Les pregunto, ¿por qué se torturan a sí mismos de ese modo? Y también les pregunto a las familias, ¿por qué nos torturan de ese modo?

Podré ser algo agresivo, y lamento destruir sus ilusiones, pero entiendan que no existe esa «normalidad» tan anhelada. Así como un neurotípico jamás podrá volverse autista —por mucho que lo intente—, un autista podrá aprender algunas técnicas, podrá fingir otras, pero nunca podrá dejar de ser lo que es. Pero esto no es algo negativo, por favor, dejen ese prejuicio de lado; tenemos que aceptar la neurodiversidad. Si lo vemos desde otro ángulo, podríamos decir que los neurotípicos no son normales, porque no están dentro del espectro autista, ese espectro de la neurodiversidad normal para nosotros.

En lugar de esforzarnos en ser «normales», debemos esforzarnos en entendernos a nosotros mismos, aceptar lo que somos y querernos como somos… ahí radica la posibilidad de tener una vida plena. Nadie encuentra la felicidad renegando y negando aquello que es, ni siquiera los neurotípicos.

Entonces, compañero autista, no intentes ser «normal», intenta ser feliz, felizmente autista.

Texto escrito hace tres años por Ezequiel Raskolnikov, integrante de Insurgencia Autista ONG, al momento de su diagnóstico. 

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