Pasé toda una vida sin diagnóstico. Pasé años de incertidumbre, de no saber quién soy. Toda una vida sintiendo que para los demás era totalmente natural funcionar de cierta forma, y que yo nunca lograba dar con la talla, que siempre fracasaba en los propósitos más simples.
No concibo a mi autismo como una forma incorrecta de ser, si bien comprendo todas las connotaciones de tener un diagnóstico que está incluido como trastorno en los manuales de psiquiatría. Entiendo que para la medicina el mio es un cerebro dañado, y espero aportar mi granito de arena en modificar ese concepto, pero también entiendo que es mi derecho el poder acceder a la información sobre una realidad que traspasa todo lo que soy: a la verdad de que soy autista.
Las personas estamos insertas en estructuras mil veces más enfermas que muchos de los diagnósticos de esos manuales, estructuras sociales que buscan suprimir cualquier diferencia que se salga de la media, solo por el hecho de funcionar diferente. Llegar a mi diagnóstico me hizo cuestionar todo eso.
Es irónico: necesité que me patologicen, para destatologizarme. Antes del diagnóstico no había espacio para pensar en quién soy, qué fortalezas tengo, de qué otro modo puedo lograr objetivos, y qué objetivos no tengo por qué intentar lograr, porque no son míos.
Una vez que supe la respuesta, cuando obtuve mi diagnóstico de autismo, pude enfocarme en buscar mis propias formas de funcionar, pude entender que estas estaban bien, incluso a veces hasta funcionaban mejor que las que la sociedad intentaba imponerme. Y, lo que es fundamental: que esa formas eran la que me funcionaban a mí, en mi particularidad, sin obligarme a ser quien no soy ni a fracasar.
Por eso voy a pelear por el derecho a saber nuestro diagnóstico, por nuestro derecho a no encontrarnos con tantos profesionales que no saben diagnosticar (y que, a pesar de no estar capacitados, lo descartan), por nuestro derecho a acceder a profesionales evaluadores (vivamos donde vivamos), y que el hecho de acceder a dicho diagnóstico no dependa de nuestra situación socioeconómica.
Mi diagnóstico, mi derecho.
Atentamente,
un adulto diagnosticado de autismo.
Texto: Insurgencia Autista ONG, organización conformada por adultos autistas.