A veces, la peor forma de soledad que se puede experimentar, es estar rodeado de personas con las que no logramos conectar.
No es difícil sentirse solo siendo autista. Esto no quiere decir que todos estemos destinados a la soledad (hay autistas que logran tener afectos: amistades y familia), pero sí es cierto que es muy difícil no sentirse solo cuando se es tan diferente a los demás.
Entrar en contacto con otros autistas a veces puede llegar a dar un mínimo de sensación de haber encontrado una tribu. Pero tampoco es una maravilla: si bien hablamos un idioma que puede tener más que ver que con los neurotípicos, eso no quita que incluso entre autistas haya grandes diferencias, y que tampoco sea el oasis de pertenencia que imaginábamos.
Además, la realidad es que entre autistas generalmente no sentimos interés más que en un contacto virtual, sin llegar a desarrollar demasiado ninguna relación (solo en poquísimos casos).
Entonces, ¿cuál es le mensaje revelador de todo esto? ¿Cuál es el cierre de texto que le dé a los lectores un poco de ilusión, de esperanza? Pues, esta vez, ninguno. Simplemente, sepan que nos esforzamos a diario para continuar, solo conformándonos con seguir un poco más y esperando que en algún momento todo esté mejor.
Así es la vida: a veces se vive, a veces se sobrevive.
Texto: Insurgencia Autista ONG, organización conformada por adultos autistas.