Un niño de 5 años murió a causa de la ingesta del dióxido de cloro que le suministraron sus padres.
Esto es lo que ocurre cuando un comerciante inescrupuloso nos intenta vender un tóxico bajo el nombre de «cura milagrosa», que está contraindicado por la OMS. Esto es lo que ocurre cuando un grupo de personas cree ciegamente en cualquier nota de fuentes no oficiales que muestra cómo la supuesta cura sirve para «quitar» el autismo (vaya pavada), el COVID, el ojeo y limpiar el retrete (bueno, para eso último probablemente sea efectivo). Esto es lo que pasa cuando una conductora de la TV sale en los medios, irresponsablemente, tomando una botella de ese líquido y promocionando sus «beneficios».
Finalmente, esto es lo que pasa cuando unos padres deciden administrarle a su hijo ese veneno, sin supervisión médica (porque, claro, ¿qué médico competente les va a decir que envenenen tranquilos a su hijo?), confiando en esas dudosas fuentes de información, y enajenados por la creencia de una supuesta confabulación entre los laboratorios y el Estado.
Si bien es cierto que este producto se utiliza de forma controlada para desinfección y esterilización, incluso de alimentos, agua potable y hospitales; hay que tener en cuenta que la cantidad de partes por millón que se utiliza es ínfima y controlada por medios tecnológicos con los cuáles no contamos en nuestro domicilio. También hay que considerar que no todo método antimicrobiano efectivo en objetos, es apto para el contacto directo humano… Si no, nos metemos todos en una cabina de calor húmedo a 121 °C, y en 15 minutos habremos destruido al COVID… y a la existencia humana.
Señores, si el dióxido de cloro fuera la cura milagrosa que promocionan (literalmente: en un inicio lo llamaban MMS, «Miracle Mineral Solution»), los primeros que se harían con los derechos de dicho tratamiento serían los laboratorios, inflando su precio y monopolizando su distribución.
Queremos decirles que, desde Insurgencia Autista, desalentamos el uso de este producto tóxico, cuyos supuestos beneficios carecen totalmente de evidencia que lo respalde.
Esta no es la primera vida que se lleva el dióxido de cloro, ni será la última, si entre todos no frenamos su distribución para usos irresponsables.
Les dejamos el enlace a la nota de Télam Agencia Nacional de Noticias, aquí.
𝗧𝗲𝘅𝘁𝗼: Insurgencia Autista ONG, organización conformada por adultos autistas.