El autismo y las desapariciones

Cuando menos lo esperes, cuando te distraigas dos segundos, en el momento más impensado… me desapareceré con más habilidad que David Copperfield. 😌
Puede que esto ocurra en medio de una reunión social, para evitar saturarme, o puede que esto ocurra en medio de una crisis personal, de esas que tenemos las personas autistas que conocemos cómo es eso de cargar con comorbilidades como la depresión y la ansiedad.
Y no es por desconsideración ni por egoísmo: es que realmente necesito evadirme de situaciones que me saturan para evitar entrar en crisis… y si esto no funciona y lamentablemente entré en ese túnel oscuro, necesitaré evadirme por un tiempo para entrar en modo “pausa”, intentando que mi existencia se vuelva un poco más tolerable por el simple hecho de sentirla lo menos posible.

Los autistas venimos con un cronómetro incorporado que nos avisa cuánto tiempo podemos socializar sin caer en la saturación. La cantidad de tiempo dependerá de cada persona, de con quién socialice, el nivel de relación y la cantidad de sentidos que puede llegar a saturar el otro (si habla fuerte o rápido, mucho tiempo, si usa perfumes, si nos mira intensamente a los ojos, la cantidad de charla banal que implemente, etc.). Permitirnos regular ese tiempo, sin sentirse ofendidos, es beneficioso para nosotros y para enfrentar futuras situaciones sociales con la menor ansiedad posible.

Es el derecho de los autistas elegir la cantidad de tiempo que queremos exponernos a estas situaciones, y nuestros tiempos posteriores de recarga de energía deberían ser respetados.
Y sí, cuando vuelva, necesitaré saber que los demás siguen estando, sin reclamos, sin críticas y sin juicios

Texto: Insurgencia Autista ONG