El autismo no es una enfermedad. Según los manuales diagnósticos, es un trastorno, pero muchos decimos y sentimos que es una condición. Es un como tener un sistema operativo diferente en el cerebro. Por lo tanto, si el autismo NO es una enfermedad: EL AUTISMO NO SE CURA.
Los autistas tendemos, en mayor o menos medida, a la introspección, a la saturación sensorial, a la ansiedad y al estrés.
Que alguien sea autista, no significa que sí o sí va a tener alergias o intolerancias a ciertos alimentos. Ahora, si los tuviera, ¿qué pasaría?
¿Qué pasa cuando te duele la muela?; ¿qué pasa cuando te duele la panza?; ¿estás tan sociable como siempre? Seguro que la respuesta es NO. Ahora, piensa que a la persona autista le pasa lo mismo, solo que ya tenía menos tendencia a la socialización. Eso, en el caso de que esa persona en particular tuviera alguna intolerancia, y teniendo en cuenta que no necesariamente vaya a ser a la leche y al gluten… Podría ser a cualquier otro alimento.
Otra cosa que hay que tener en cuenta, es que muchas veces se confunde el crecimiento y la incorporación de herramientas de todo niño, con una supuesta remisión del diagnóstico. Que tu hijo crezca, aprenda a hablar, a comunicarse, incluso que socialice (con ciertas peculiaridades) no significa que deje de ser autista. En el mundo muchos adultos tenemos este diagnóstico y tenemos parejas, hijos, formamos familias, amistades… ¡y seguimos siendo autistas!
¿Qué cambió entre la niña que se golpeaba la cabeza contra la pared y la adulta que soy ahora? Les aseguro que ninguna cura, solo crecimiento y aprendizajes.
Además, voy a hacer otra aclaración personal: por otras cuestiones relacionadas a lo gástrico, hago dieta sin gluten ni leche… y no vi ningún cambio en mí.
Aquí me ven, reportándome («todavía») desde el espectro autista. Cambio y fuera.
Autora: Analía Infante, integrante de Insurgencia Autista ONG (organización conformada por adultos autistas).