Vestidos de etiqueta

𝗘𝗹 𝗮𝘂𝘁𝗶𝘀𝗺𝗼 𝗽𝗼𝗹𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝗰𝘁𝗼

«Por favor, señor, no se etiquete. Usted no es un “ingeniero”, usted es una “persona con estudios en ingeniería”; la persona va primero, un título no lo define».

Díganme que no soy el único que ve este planteo altamente ridículo, porque a pesar de que efectivamente es una etiqueta, y que esta no define a la persona en su totalidad, la verdad es que ser ingeniero no es algo malo, ¿verdad?

Ahora bien, antes de seguir, veamos qué es una etiqueta. Todos nosotros, todo el tiempo, usamos palabras para referirnos a características de otras personas, a nivel físico o conductual, y esas palabras son etiquetas.

Las etiquetas no son negativas per sé, solo son descripciones parciales y algunas veces temporales que hacemos de las demás personas. No significa que los definan en su totalidad, y no necesariamente significa que siempre serán así. Entonces, ¿qué es lo negativo? Lo negativo son los prejuicios y estereotipos alejados de la realidad que asociamos a ciertas etiquetas. No es lo mismo decir que un niño es «tranquilo» que decir que es «inquieto». ¿Qué diferencia a estas dos etiquetas? Nuestros prejuicios, porque consideramos negativo que un niño sea inquieto.

Así nace el nefasto y políticamente correcto, lenguaje de «la persona primero», creado por personas que a raíz de sus propios prejuicios, creen que es necesario recordarle constantemente a los demás que son personas, y que las etiquetas no los definen. Todo un circo lingüístico para encubrir sus propios prejuicios.

«Tú no eres autista, eres una persona con autismo, la persona primero, el autismo no te define».

¿En serio es necesario recordar que somos personas y que el autismo no nos define? Es una obviedad que soy una persona, soy un ser humano, y que a pesar de que el autismo es parte de lo que soy, no me define totalmente. Porque también soy varón, activista, bombero, soldador, antipático, molesto, etc.. Nadie puede definirse en una sola palabra, ni autistas ni alistas.

Por estas razones, procuremos que nuestra forma de expresarnos sobre el autismo (y sobre todo los demás) no nazca de preconceptos negativos. Seamos conscientes de nuestros propios prejuicios, y trabajemos activamente para eliminarlos, en lugar de inventar formas «políticamente correctas» de hablar y querer imponerla a los demás, incluso a quienes elegimos definirnos como autistas.

Autor: Ezequiel Raskolnikov, integrante de Insurgencia Autista ONG (organización conformada por adultos autistas).